
El individuo ha hecho un pacto con la soledad.
La gente está
sola.
Y no se ha dado cuenta de ello, o sí, da igual, porque hay un pacto.
¿Y, yo?
¿Estoy solo?
Estoy sentado afuera y hay una brisa fresca que me acompaña.
Los demás están solos, acompañados, pero solos…
como el suicida, o el gato, como las hojas, las penas.
Solos...ahogados en su rutina.
Creen que no están solos, porque han hecho un pacto con la soledad…
y ¡vamos!
Todos sabemos que la soledad es más fiel que el perro viejo tirado en tu sillón.
Y yo estoy solo, pero he roto el pacto con ella,
estoy sentado afuera y una brisa fresca me acompaña.
He sido más perspicaz.
Y la gente se suicida y llenan loqueros y prostíbulos,
y bares, y copas de vino; y de lágrimas.
Porque están solos…
aunque no lo crean.
Yo estoy solo, pero he roto el pacto con la soledad,
y un aire fresco me acompaña.
He sido más perspicaz:
He hecho un pacto con la brisa.
\Corvuss/